La nieve, con su manto blanco y paisajes de ensueño, puede ser un destino mágico. Sin embargo, para nuestra piel, representa un desafío considerable. En estos entornos de frío extremo y vientos cortantes, la piel sufre, perdiendo humedad y exponiéndose a daños. Aquí, la facialista y cosmetóloga Esther Moreno, de Esther Moreno Studio, comparte algunos consejos sobre cómo cuidar nuestra piel en estas condiciones difíciles.

Lo primero, Esther Moreno siempre recomienda adaptar la rutina de cuidado a las necesidades individuales de cada piel. “La protección y cuidado de nuestra piel en la nieve no solo es una cuestión de elegir los ingredientes correctos, sino también de entender y respetar las necesidades únicas de nuestra piel”, advierte.

Esther Moreno.

Más que una barrera: nutriendo la piel
"La piel es nuestro escudo contra los elementos, y necesita ser nutrida, no solo protegida", afirma Moreno. Para ello, destaca el uso de ácido hialurónico, ingrediente con una capacidad única para retener la humedad, como un aliado clave. En la misma línea, Moreno señala las ceramidas, unos lípidos esenciales que forman parte de la barrera cutánea de la piel y desempeñan un rol crucial en la retención de humedad y la protección contra agentes externos. “En condiciones de frío y viento, las ceramidas son particularmente importantes porque fortalecen la barrera cutánea, protegiéndola contra los daños causados por el viento y el frío, y previenen la pérdida de humedad”, explica la facialista.

"En condiciones de frío y viento, las ceramidas son particularmente importantes porque fortalecen la barrera cutánea, protegiéndola contra los daños causados por el viento y el frío, y previenen la pérdida de humedad", explica la facialista Esther Moreno.

No olvidar el sol: proteger y reparar
Aunque estemos rodeados de nieve y frío, el sol sigue siendo un factor que hay que tener en cuenta. La facialista Esther Moreno insiste en la importancia de un protector solar de alto SPF porque “la nieve refleja los rayos UV, aumentando la exposición”, advierte.

Y si hay que proteger, igual que en verano, hay que reparar. Para ello, “la vitamina E y los péptidos juegan un papel crucial en la reparación y regeneración de la piel después de la exposición a condiciones climatológicas extremas como la nieve y el viento”, explica la facialista. Además, enfatiza la importancia de estos ingredientes en la curación de la piel dañada por el frío, manteniendo su firmeza y elasticidad.









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