Ir de compras, ya sea de forma presencial u online, permite evadirnos de la realidad y conseguir un chute dopamínico rápido, pero a menudo puede conllevar el riesgo de convertirse en una obsesión, con graves consecuencias psicológicas y económicas. Las compras compulsivas responden a una alteración específica del comportamiento, semejante a la adicción, y que impide controlar los impulsos que llevan a comprar. Algo que puede aumentar en esta época del año obligatoriamente feliz. Los shopaholics siguen un mismo patrón de conducta y, Psicopartner, el último concepto de psicoterapia y referente en el sector de la salud de la psique, nos explica cuál es.

» La adicción a compras es un problema sobre el que cuesta mucho tener conciencia; vivimos en una sociedad enfocada al consumo frecuente y rápido. Se aprende que comprar es una de las actividades que permite tener emociones positivas, así que se repetirá esta conducta como “terapia” para controlar el estrés o ansiedad.

» El comprador compulsivo tiene rasgos muy parecidos a los de cualquier otro adicto, presenta sensación de vacío, autoestima muy baja, tristeza o ansiedad. Estas sensaciones se convierten en el motor que activa la conducta adictiva de compra, produciendo una falsa y rápida satisfacción y bienestar.

» Si la persona gasta y vive por encima de sus posibilidades, sustrae dinero a otras personas o solicita préstamos, créditos y pagos aplazados de manera recurrente sin tener en cuenta las consecuencias a medio o largo plazo, podemos estar ante un caso de adicción a las compras. Además, son perfiles que nunca planifican su presupuesto ni tienen ningún tipo de gestión económica.

» En Navidad, se puede intensificar este trastorno, e incluso enmascararlo como algo puntual. Si estamos ante un verdadero caso de conducta de compra compulsiva lo habitual es que esta sea mantenida en el tiempo o recurrente en etapas en las que la persona padece mayor tristeza.

» Para evitar justificarse, el shopaholic intenta mantener en secreto su adicción. Pueden esconder o desviar la llegada de paquetes o crear cuentas corrientes paralelas.

» La mayoría de las veces le otorgan un valor mínimo a lo que adquieren. No sienten una atracción por los productos en sí. Es el acto de comprar el que ejerce una gran fascinación y satisfacción para ellos. Y como casi siempre adquieren artículos que realmente no necesitan o poco útiles, una vez comprados dejan de tener valor para ellos.

» Al igual que ocurre con otro tipo de adicciones, casi siempre los compradores compulsivos experimentan fuertes sentimientos de culpa después de comprar. En ocasiones, tratan de devolver lo que compraron o se lo regalan a otra persona para aliviar el arrepentimiento. No obstante, no llegan a tener conciencia de que tienen una dificultad psicológica.









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