Lavarse las manos, quizá la medida de salud pública más básica y accesible, es una de las más efectivas contra infecciones y resistencias microbianas. "Hablar de la necesidad de lavarse las manos puede parecer en un principio algo irrelevante, pero lo cierto es que se trata de una de las medidas de Salud Pública más importantes que existen.

Cuanto más hondo cale este mensaje en la población, más se contribuirá a disminuir la propagación de enfermedades infecciosas y menos resistencias antibióticas habrá". Judy Daly, secretaria de la Sociedad Americana de Microbiología (ASM, en sus siglas en inglés), resumía así hace cinco años el objetivo de una iniciativa emprendida por esta sociedad a raíz de los resultados de un estudio efectuado en los principales aeropuertos estadounidenses (Chicago, Atlanta, Nueva York, Nueva Orleans y San Francisco) cuyos resultados fueron chocantes: pese a que el que el 95 por ciento de los encuestados declaró que se lavaba las manos después de ir al retrete, sólo el 67 por ciento lo hacía en realidad, una vez se cotejaron las respuestas telefónicas con muestreos observacionales efectuados en los servicios públicos de los aeropuertos.

Dicho trabajo confirmó la tendencia de la población al descuido de una de las lecciones más básicas aprendidas en la infancia, que ya se había observado en encuestas previas realizadas en 1996. Y en 2003, otro estudio de la ASM presentado en la Conferencia Intercientífica Anual sobre Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia (Icaac) concluyó que al menos un tercio de la población no tenía la costumbre de lavarse las manos después de ir al servicio.

Manuela Hernández, del Observatorio de Seguridad Alimentaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, afirma que en España lavarse las manos correctamente no es habitual salvo en los colectivos sanitario y alimentario, y los estudios poblacionales y las campañas de concienciación, inexistentes. Encarna Ramírez de Arellano, de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, coincide en que la eficacia de una medida tan simple está, quizá, infravalorada, excepto en hospitales donde sí es una práctica exhaustiva para prevenir enfermedades nosocomiales.

¿Cómo?

1. Mojarse las manos antes de utilizar el jabón bajo el agua corriente que esté a una temperatura de entre 20º y 37º durante 12-15 segundos.

2. Aplicar una única dosis de jabón (añadir dosis extra no supone mayor desinfección y puede dañar la piel).

3. Frotar con energía una mano con otra. Realizar la fricción mecánica en las palmas y el dorso e incluso en los brazos, durante 20 segundos.

4. Hacer hincapié en todos los espacios interdigitales.

5. Repasar el dorso de las manos y los nudillos. Cepillar dedos y uñas.

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