La ansiedad es un trastorno psicológico cada vez más común entre la población. Una de sus manifestaciones son sus escandalosos síntomas, en ocasiones físicos, que conllevan desde sudores o mareos, hasta falta de aire o taquicardias.

Según Laura Palomares, psicóloga y directora de Avance Psicólogos, "pueden llegar a alarmar, entrando en un círculo vicioso".

La experta recomienda identificarlos y tratar de aceptarlos, como ejercicio para gestionar la ansiedad. "Si no sigues estas pautas, los síntomas se mantienen e incluso se intensifican. Sin embargo, cuando el cuerpo entiende que, pasado el tiempo oportuno no ha habido peligro, la activación física desciende".
Por ello lo mejor es ir perdiéndole el miedo y el respeto a los síntomas de la ansiedad.

El principal consejo de Laura Palomares es el de ir perdiéndole el miedo y el respeto a los síntomas de la ansiedad, poco a poco, a pesar de que, aun sabiendo que son muy desagradables, no conllevan ningún peligro.

De manera que, según la experta, reconocer los síntomas y entender que son una reacción del cuerpo a algo que considera "peligroso". La ansiedad es una alarma que nos avisa de que hay algo que revisar.

Aprender a dejarse sentir los síntomas (exposición interoceptiva), ayuda a que estos disminuyan poco a poco.
"Un buen truco es apuntarlos y leerlos de forma rápida y constante hasta que notemos que desciende. ¡Atención! si pruebas a hacer este ejercicio, tienes que asegurarte de hacerlo hasta que baje, nunca lo dejes a medias, ya que dejarías tu nivel de ansiedad estancado en ese punto", comenta Palomares.

¿Qué hacer ante una crisis de ansiedad? Uno de los síntomas más molestos es el de la hiperventilación, porque el exceso de oxigeno que introducimos al respirar más agitadamente nos provoca sensación de mareo y despersonalización.

Podemos ralentizar la respiración, alargando las espiraciones. Un ritmo de dos segundos de inspiración y cuatro de espiración es óptimo para reducir los efectos de la hiperventilación.

Otra recomendación es concentrarse en la respiración para ralentizarla y a continuación busca un estímulo alternativo que te guste y tranquilice como: llamar a una amiga o amigo; jugar a algo entretenido y fácil que no requiera concentración.

Cuando tenemos una crisis de ansiedad, uno de los síntomas más molestos es el de la hiperventilación, porque el exceso de oxigeno que introducimos al respirar más agitadamente nos provoca sensación de mareo y despersonalización.

Mientras que hay que dirigir la atención al momento presente y a tus sentidos. "Inicia este ejercicio con la autoinstrucción 'me doy cuenta de...' atendiendo a los cinco sentidos. Por ejemplo, 'me doy cuenta del aire que me da en la cara mientras camino, me doy cuenta de los sonidos de la calle, me doy cuenta del tacto de este árbol...'".

Lo que está claro es que si las crisis de ansiedad empiezan a ser limitantes en tu día a día y te cuesta gestionarlas, "es bueno y recomendable que acudas a un profesional que te enseñe técnicas concretas y te ayude a entender qué puede haber detrás de tu ansiedad", remarca la experta.









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