El poder terapéutico del ajo
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Bien culinario altamente apreciado, el ajo, que no sólo nos da un toque exquisito a nuestros platos, sino que, además, es de gran poder terapéutico.
Originario de Asia, ha sido usado a lo largo de la historia con diversos fines; así los sumerios lo usaban 3000 años antes de nuestra era para combatir los parásitos y prevenir epidemias, los egipcios para las cefaleas, trastornos cardiacos, tumores, y añadiéndole miel también curaban los problemas dentales, en la antigua Grecia se utilizó con fines dietéticos y curativos, en la Edad Media para combatir brujas, vampiros y malos espíritus, etc. Como vemos, su historia nos viene desde muy atrás con todo tipo de noticias, desde propiedades curativas hasta su capacidad de espantar brujas.
El ajo, descripción
Es una planta de flores pequeñas y blancuzcas. Su fruto será una cápsula que encierra unas semillas negras arriñonadas. El bulbo, de olor y sabor característicos, está cubierto de una envoltura papirácea y consta de dientes, que son de fácil separación. En cuanto a su contenido proteínico podemos decir que contiene fructosanos en abundancia que le confieren una clara acción diurética. Además es rico en vitamina A, B1, B2, C, una amina del ácido nicotínico, colina, hormonas, alicetoína I y II, ácido sulfociánico, yodo y trazas de uranio.
Las propiedades medicinales del ajo conocidas por todos son las de anticancerígeno y reductor de niveles altos de colesterol, pero además de esto, se sabe que:
- Tiene un efecto hipotensor, es decir, tiene la propiedad de bajar la tensión arterial, sobre todo en las piernas, ojos y cerebro, por lo que se utiliza, sobre todo, para tratar la esclerosis cerebral.
- Puede disminuir la agregación plaquetaria, por lo que prevé las trombosis y la arteriosclerosis.
- Sirve como expectorante, así pues, se recomienda consumirlos durante el resfriado o gripe.
- Su uso externo en forma de tintura, combate los trastornos de la artritis.
- Además, los últimos estudios han descubierto que ayuda a reducir el número de bacterias
Sin embargo, no se debe consumir en altas dosis, ya sea crudo o en extractos, estando también desaconsejado en hemorragias traumáticas o menstruales (recuerde que tiene propiedades fludificantes y, por tanto, puede impedir los procesos de coagulación). Así mismo se desaconseja su uso y consumo durante el embarazo.
El ajo, preparados medicinales
Ahora bien, ¿cuál es la mejor forma de consumo? Desde un punto de vista medicinal, las preparaciones más convenientes serían estas:
- Crudo. Masticar entre uno y tres dientes de ajo por la mañana. Tiene el inconveniente de ese mal olor corporal que tanto nos incomoda, además de que no controlamos la cantidad efectiva de principios activos con efectos terapéuticos.
- Extractos de ajo. En cápsula o perlas. Tienen la ventaja de no provocar mal olor corporal. La dosis habitual para conseguir efectos terapéuticos son de 600 a 900mg diarios.
- Decocción de dientes de ajo. Hervir una cabeza de ajo en un litro de agua durante cinco minutos. Tomar tres tazas diarias. El problema es que se pierden muchas de las propiedades del ajo, pero así evitamos en parte el mal aliento.
- Maceración en vinagre. Pierde contenido en principios activos. Sin embargo, su uso durante espacios de tiempo prolongados puede tener efectos de acumulación en nuestro cuerpo. Por esto, es un modo de empleo para sostener durante periodos largos de tiempo.
Así pues, animaos a comer unos ajitos todos los días, llenar vuestros guisos de este fruto (aunque recordar que cocinado pierde más del 90 % de sus propiedades) porque debéis saber que, el órgano que más se beneficia con el ajo crudo es el corazón, ya que, si es un gran purificador de sangre, también tiene que ser un gran fortalecedor del corazón.
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