Aunque las españolas se autoperciben como concienciadas y comprometidas con el medio ambiente, la mayoría no actúa de acuerdo a ello en lo referente a su higiene íntima.

Ello se desprende de un estudio de Intimina que desglosa que la sostenibilidad está lejos de ser una prioridad a la hora de escoger sus productos de higiene íntima.

Concretamente, el estudio muestra que, de manera generalizada, las compresas y los tampones son los productos más conocidos y que más mujeres usan normalmente. Coincide, en este sentido, que estos mismos productos son, en su mayoría, los más contaminantes por los residuos que generan tras su uso, ya que al estar compuestos por plásticos, tardan muchos años en descomponerse.

A la hora de escoger estos productos no suele primar la sostenibilidad, sino otros factores como la comodidad (52%), la salud (24%) o incluso el precio (12%).

Así y a la hora de escoger estos productos no suele primar la sostenibilidad, sino otros factores como la comodidad (52%), la salud (24%) o incluso el precio (12%).

Para ayudar a las mujeres a calcular fácilmente el impacto que producen en el entorno con los tampones y compresas, Intimina ya ha lanzado en español su calculadora menstrual, dentro de la campaña Greentimina. A través de unas simples preguntas, las mujeres sabrán de qué forma sus hábitos de higiene menstrual afectan al mundo que les rodea y opten por alternativas sostenibles con el fin de reducir la huella de carbono.

En torno a un cuarto de las mujeres que han respondido a la encuesta ha asegurado haber cambiado a un producto más sostenible recientemente, muchas de ellas para empezar a usar regularmente una copa menstrual.
Entre estos productos más amigables con el medio ambiente, destaca la copa menstrual, puesto que casi siete de cada 10 mujeres que la prueban la convierten en producto de uso frecuente. Esto se debe a que las copas cumplen con los parámetros de comodidad, salud y precio.

Por ejemplo, las copas menstruales como Lily Cup, Lily Cup Compact y Lily Cup One, al ser reutilizables hasta 10 años y minimizar en un 75% los gastos en el cuidado de la regla, se convierten en una de las mejores alternativas sostenibles para proteger el entorno.

Queda patente, por tanto, que aún queda un largo camino por recorrer en la concienciación del impacto que los métodos y hábitos de higiene íntima producen en el medio ambiente y los residuos derivados de productos como tampones y compresas.









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