Anquiloglosia: conoce cómo puede afectar a la lactancia
Laura Lázaro, responsable de marketing de Lansinoh España, nos cuenta qué podemos hacer si nuestro bebé padece este problema
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El frenillo lingual corto o anquiloglosia es un defecto congénito bastante común. Ello impide los movimientos normales de la lengua en los bebés, no pudiendo succionar bien cuando se les amamanta.
Laura Lázaro, responsable de marketing de Lansinoh España, nos cuenta qué podemos hacer si nuestro bebé padece este problema.
El frenillo lingual es una membrana que consiste en una red de fibras que conecta la lengua con el suelo de la boca. Cuando es demasiado tensa, puede llegar a restringir los movimientos de la lengua del bebé y ello dificulta la lactancia materna.
Hay soluciones a ello, como el procedimiento quirúrgico frenotomía, basado en espaciar esta membrana para que libere la lengua de la base de la boca y hacerla más móvil.
La mitad de los bebés con esta peculiaridad pueden amamantar sin dificultad, pero en la otra mitad, la anquiloglosia puede ser sinónimo de succión difícil, problemas en el aumento de peso del bebé o en la madre, pezones con lesiones dolorosas, a veces muy profundas y sangrientas.
El dolor en el momento del agarre al pecho o durante la toma es una de las principales razones para el cese temprano de la lactancia materna: "Son muchos los factores que pueden estar causando esta situación, desde obstrucciones a mastitis, abscesos o candidiasis mamaria", según Laura Lázaro, responsable de marketing de Lansinoh España.
Con la anquiloglosia, la madre puede tener los pezones doloridos, dañados e irritados, también deformados o decolorados inmediatamente después de succionar.
Además, en el bebé, se aprecia una movilidad restringida de mandíbulas y lengua, dificultad para agarrar y succionar de forma profunda el pecho y tomas interrumpidas por cansancio debido al esfuerzo por extraer la leche, en ocasiones muy frecuentes y/o muy largas.
Otra de las soluciones que se usan son las pezoneras, especialmente si tienen pezones planos o invertidos, pues un pezón que no sobresale hace más difícil el enganche. A medida que el pezón se vuelve más flexible, la pezonera ya no es necesaria.
Según la experta, pueden ser utilizadas como una herramienta efectiva en el corto plazo para apoyar a las madres a amamantar, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud. El diseño de nuestras pezoneras promueve además el contacto de la piel madre-bebé con una funda protectora para un almacenamiento higiénico y conveniente, totalmente ultrafina, súper suave, flexible y 100% silicona.
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