Estas son las diferencias entre la piel seca y la piel deshidratada

En el cuidado de la piel, la palabra "seca" se confunde con su falso sinónimo de "deshidratada".

Sin embargo, para la piel, estas son dos palabras algo distintas. Pero como los síntomas son similares, nos equivocamos de diagnóstico, elegimos el tratamiento equivocado y creamos problemas que antes no existían.

La farmacéutica Belén Acero explica cuáles son las diferencias entre una piel seca y una deshidratada. Pues la piel deshidratada es muy común y puede afectar a cualquier tipo de piel independientemente de su naturaleza (normal, grasa, seca o mixta). Muchas veces es una condición temporal de la piel, aunque en algunas se instala definitivamente.

¿Cómo es una piel seca?
“La piel seca es una piel carente de lípidos, es decir, grasa, así como de ceramidas y colesterol, y también le puede faltar agua. Si tu piel es seca, no tendrás tendencia a los brillos en el rostro. Además, puedes sentir tirantez continua, más conocido como efecto piel de cocodrilo. También es común tener signos de descamación. Si, además, tu rostro tiende a la opacidad, la falta de brillo y la falta de flexibilidad, y los poros son prácticamente invisibles, se tratará con mucha probabilidad de una piel seca”, asegura la farmacéutica Belén Acero, titular de la Farmacia Avenida América y especialista en dermocosmética y nutrición.

¿Qué es una piel deshidratada?
Según la experta, es un estado transitorio de la piel, en la que la barrera cutánea está comprometida y se produce una mayor pérdida de agua transepidérmica.

“Seguramente tengas la piel deshidratada en lugar de seca si la sientes tirante de vez en cuando (después de limpiarte la cara, en invierno o incluso durante períodos de fuerte contaminación). Sientes molestias, pero solo en ciertas áreas de la cara, como los pómulos”, remarca Acero.

Además, explica que pueden aparecer líneas finas de deshidratación, más conocidas como líneas de deshidratación, alrededor de los ojos o la boca. Lo ideal es tratar la piel con principios activos emolientes, como el ácido hialurónico, que es capaz de retener de 1.000 a 6.000 veces su peso en agua; el escualano, que fortalece la barrera cutánea para evitar la pérdida de agua devolviéndole la hidratación a la piel; o la niacinamida, ideal para sellar la humedad, además de prevenir los signos de envejecimiento.