Las bacterias buenas existen y son necesarias, cuídate mucho

En general, cuando escuchamos las palabras 'bacterias' o 'microorganismos' lo vemos como una cosa negativa, pero, en los últimos 20 años, hemos aprendido que son imprescindibles. Dentro de la campaña de concienciación de Inmunoferon, de Cantabria Labs, para cuidar de nuestra salud mediante un estilo de vida saludable, Andreu Prados, farmacéutico y dietista-nutricionista especializado en microbiota intestinal, nutrición y gastroenterología, nos habla de cuáles son aquellas bacterias buenas que se encuentran en nuestro intestino.

P: ¿Cuáles son estas bacterias buenas?
R: Estas bacterias se alojan sobre todo en el intestino grueso, de hecho, se considera que éste es uno de los ecosistemas más densamente poblados de la tierra, lo cual me fascinó cuando lo leí por primera vez.

Ejemplos concretos de bacterias buenas serían el Lactobacillus, que está sobre todo en el intestino delgado, las bifidobacterias, que están en el intestino grueso, y luego estarían bacterias menos conocidas como la Akkermansia muciniphila que está íntimamente asociada con el moco que tapiza todo nuestro intestino. Cuidar estas bacterias es bueno no solo para la salud intestinal sino para la salud metabólica. Y aquí entra el concepto del intestino como nexo de toda nuestra salud integral.

P: ¿Qué es exactamente el Lactobacillus rhamnosus? ¿Es ideal para complementar a modo de probióticos cuando estás tomando una medicación?
R: Sí, de hecho, el Lactobacillus rhamnosus es una de las bacterias buenas que a día de hoy cuenta con más respaldo científico, sobre todo para aquellas situaciones en las que está desequilibrado el ecosistema de nuestro intestino.

Es una bacteria muy estudiada, en la que se ha visto que tomarla de forma controlada con probióticos tiene un papel muy protector. No solo para equilibrar la microbiota del intestino, sino para prevenir, por ejemplo, las manifestaciones de una gastroenteritis.

P: ¿Qué consejos darías para el cuidado del intestino, de estas bacterias y, por lo tanto, del sistema inmune?
R: El primero es cuidar lo que comemos. Cuanto menos procesado y cuanto más origen vegetal haya en la dieta, mejor. Esto se resume en el consejo de 'más mercado y menos supermercado'. Esto como primer pilar, cuidar lo que comemos.

Como segundo pilar, cuidar de nuestra microbiota intestinal administrando las bacterias probióticas, que contribuyen a tener un ecosistema rico y diverso. Porque existe la creencia de que nosotros fabricamos estas bacterias espontáneamente, pero esto es un mito. Por tanto, el segundo pilar sería tomarlas en la cantidad adecuada para que realmente lleguen al intestino grueso que es donde tienen que actuar.

Y como tercer pilar, no olvidarnos de las fibras fermentables. Hay estudios muy interesantes que dicen que cuando no le damos esta fibra fermentable, nuestra microbiota nos ataca y acaba comiendose nuestra pared intestinal. Entonces hay que asegurar continuamente, junto a las bacterias probióticas, que nosotros incorporamos estas fibras.

P: ¿Si nosotros comemos bien no hace falta que complementemos con probióticos o crees que nunca estaría de más complementar?
R: Debido a toda la alimentación procesada que estamos tomando, la carga microbiana de los alimentos ha disminuido. Nuestra alimentación cada vez es más pobre en bacterias buenas, y aquí es donde entra el papel de los probióticos.

Se está hablando ya de que, igual que tenemos ingestas recomendadas de vitaminas, minerales y fibras, sería interesante que los organismos oficiales de nutrición añadieran el concepto de ingesta diaria recomendada de microorganismos buenos, porque los estamos perdiendo en nuestra alimentación y por aquí es importante asegurarlos a través de los probióticos.

P: ¿Los alimentos buenos para la microbiota serían, por ejemplo, legumbres, tomate, puerro...?
R: Para incluir estas fibras vegetales que necesita la microbiota deberíamos incluir 30 tipos de verduras y frutas a la semana en nuestra cesta de la compra. Ejemplos concretos serían los espárragos, las alcachofas, los cítricos, la avena, las legumbres... Una fibra de la que se habla muy poco y que le encanta a nuestra microbiota intestinal es el almidón resistente. Se encuentra en los tubérculos (como la patata y el boniato), los cereales, las legumbres y el plátano macho cuando los cocinamos y los enfriamos en el frigorífico. Y si por el motivo que sea la gente no llega a cubrir la ingesta de estas fibras con su alimentación, siempre tenemos la opción de darlas en forma de suplemento.

Inmunoferon Biotics de Cantabria Labs es un complemento alimenticio que contiene el probiótico Lactobacillus rhamnosus GG, junto con AM3 y zinc, ingrediente que contribuye al normal funcionamiento del sistema inmune. Para tener a punto las defensas, Inmunoferon recomienda y aconseja con su última campaña un estilo de vida saludable.